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    Hilando el dolor

    Lina María Garzón Ardila

    Hace un par de años mi compañero del corazón me comentó que a la casa venían a quedarse un par de amigos de él; ¡claro!, para mí, la casa es el lugar de acogida que abraza a los amigos y amigas. Así conocí a Libia y a Rolan, dos colombianos que viven en el exilio hace más de 20 años; solo cruzamos un par de palabras para sentirnos familia y quiero traerlos a mi memoria y a este escrito, porque el 8 de junio se cumplieron 10 años de la desaparición de Lilia y Juber, los padres de Libia, suegros de Rolan.

    Como un viaje sin terminar, vuelve la palabra desaparición y las emociones se me revuelven hasta el alma, y quedo por varios días pensado lo que significa el duelo, y vuelvo a la conversación que tuve con Libia hace ya varias lunas; recuerdo que nuestra conclusión es que el duelo, es una palabra vacía, sin contenido, para este taco que se instala entre el pecho y la espalda. Resulta que el duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue después de alguna pérdida. Desde la perspectiva de Freud (1993), el duelo es un trabajo que emerge de la realidad de las personas y parte de que el objeto (sujeto) amado ya no existe. Es en ese momento cuando es necesario retirar toda la energía del objeto (sujeto) perdido y recuperar de nuevo la capacidad de rehacer la vida y seguir viviendo.

     Con base en esto, se hace referencia al duelo como un proceso de la psiquis -entendiendo la psiquis como el inconsciente humano- que se puede realizar siempre y cuando se sea consciente de la pérdida y la separación de la libido -entendiendo la libido como el afecto ligado a la transformación energética de las pulsiones- en relación con el deseo por el objeto perdido.

    ¿Pero en realidad la libido se puede recuperar después de la desaparición, del despojo o el exilio? No lo sé, pero, de lo que si estoy segura es que alrededor de la desaparición se mueven una cantidad de emociones, a veces sin rumbo, logrando crear estados psíquicos sin salida, ya que los familiares pasan por una serie de emociones que conllevan a la soledad, a la incertidumbre y al desosiego. Esta incertidumbre está repleta de todo tipo de preguntas, y tiene momentos de ambigüedad, puntualmente sobre la esperanza de encontrarlos con vida o de aceptar que ya no están.

    Otras veces el rumbo esta tan claro, que las emociones toman un camino, de repente se esfuma la palabra duelo, y viene la palabra dolor, ¿qué puede ser el dolor, más que el estado que permite ir de un lugar a otro?,

    Este encubre amor y creatividad, ¡Arriba todo el amor, hecho creatividad¡, y surgen aviones de papel con mas de cinco mil nombres, lanzados desde un piso 31, grandes murales con los rostros de los desparecidos, galerías de la memoria por las calles, apuestas escénicas, canciones, poemas y un gran etcétera; convirtiendo el arte en el arma de todos y todas las que buscamos verdad, justicia, memoria y a nuestros desaparecidos.  

    Es así como el dolor, es la emoción hilada que nos permite resistir, andar y seguir soñando la posibilidad de lo imposible, siendo de la vida un entramado de instantes creativos.

    Lina

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