Somos como barcos
(desvelada y mirando el techo)
Sol Camacho-Schlenker
La verdad es que no sirve de nada que los sigan escondiendo, de todos modos acabaremos por encontrarlos. Al final de la búsqueda están, eso es seguro.
La pregunta entonces es:
Cuando los encontremos y nos demos cuenta de que nuestras vidas no han sido llenadas más que por la búsqueda de cuerpos, justicias y razones;
cuando veamos claro y de frente que la urgencia y la importancia de esta tarea se llevaron nuestros años todos;
cuando aparezca que estuvimos viviendo por ellos, para devolverles la presencia y la dignidad a los que son nuestras raíces y para que nuestros hijos no atraviesen más por todo lo que hubo que atravesar en esta historia nuestra;
cuando los hayamos encontrado pues, al final de la búsqueda, en dónde quedaremos nosotros?
Somos como barcos, con el rumbo determinado por las velas rasgadas que nos pusimos en la tarea de remendar en pleno viaje,
barcos que avanzan al ritmo del zumbido del viento colándose por los huecos de la tela y de la fuerza del hilo luchando contra el ventarrón.
Sin remiendo no avanzamos, mas por andar remendando no vemos la ruta, ni alcanzamos a planear nuestro viaje por la urgencia de esa reparación indispensable.
Entonces…
cuando los encontremos allá, al final de la búsqueda, porque allá están (eso se sabe, no sirve de nada seguir escondiéndolos),
entonces al final, dónde habrá quedado la vida realmente nuestra?
Será que la habremos vivido tan poco que acabarán sonriendo triunfantes los escondedores de los que para entonces habremos encontrado ya?
Pienso en mi hijo y espero que en sus velas libres soplarán los vientos que él mismo escoja.
Sol Violeta, 2016