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«Mi nombre es Amparo Busato González.

A mi hija de 28 años la desaparecieron en el municipio de Charras llano, hace 15 años y 14 días exactamente y hoy estamos aquí. Eso fue en enfrentamientos entre paramilitares y Farc, ese día hubo 22 muertos en ese caserío. La niña de ella se salvó por que la subieron a la punta de un árbol, ella tenía 9 años y mi hija tenía 8 meses de embarazo.

Cuando se formó esa balacera fue el 18 de septiembre del 2002 a la 1:15 de la tarde me llamaron a mí me dijeron: Doña Amparo ¿usted es la mamá de Zuly Jazmín Camero Buzato? – Si ¿porqué? La llamamos para que sepa que a ella la acaban de matar, venga por su nieta. Y yo casi me vuelvo loca, yo gritaba, yo quedé desubicada. Mi otra hija me dijo: ¿Qué pasa mamá? -Y yo, que mataron a su hermana, que mataron a su hermana. Fuimos a dar a el ejército, fuimos a dar… bueno a dónde no fui yo.

Cuando volví me llamaron como a las 6 de la tarde: venga por la niña o si no también la… entonces llegamos a San José, yo quería irme para Charras… “que no la dejamos pasar señora” – entonces entréguenme el cuerpo así como me van a entregar a la niña, entréguenme a la niña… ¡Que no! Coja a la niña y piérdase que no la queremos ver más acá. Y volví y les repetí: así como me entregaron la niña porque no me entregan el cuerpo de mi hija de una vez con eso yo me voy.  ¡Que no!, que se vaya. Mi hija que me iba acompañando me dijo: no, vámonos mamá y busquemos otro día. Cuando yo fui a recoger la niña decían que me fuera, que no buscara más problemas. Entonces yo recogí la niña con mi hijo y nos devolvimos, pues tristes igual porque no habíamos podido traer los restos de mi hija.

Y de ese tiempo ya han transcurrido 15 años y 14 días y nada que todavía nos entregan los restos de mi hija. Yo a charras fui ya 3 veces. Supuestamente a las versiones que me dieron han sido frustradas porque no hemos podido hallar. Los sitios que nos han indicado no han correspondido a los que nos han dicho, porque la primera vez se hicieron 102 huecos, fuimos con Karen Quintero, Pablo Cala y el padre Giraldo con la comisión de derechos humanos. Después volvimos con los de la Cruz Roja, hicimos 47 huecos también y no se pudo y después fuimos de nuevo. La última vez que fui fue el año pasado en diciembre, también con los de la Cruz Roja Internacional a donde supuestamente le habían dicho a ellos y tampoco.

Ya han sido 3 intentos fallidos y eso pues para uno es muy desgastante y doloroso, porque tras de que le traman a una la familia, la acaban, porque dejan una niña huérfana, mi madre se me enferma de pena moral  y mis hijos todos, que mi hermana, que mi hermana y uno de madre peor porque son cosas que uno nunca olvida así pasen los años que pasen. Para uno las enfermedades, los dolores y fuera de eso el atropello del Estado, que el Estado a uno no le ayuda a nada, para que le dé a uno el apoyo como si uno fuera limosnero de ellos. Eso es muy triste, porque como yo le digo a mucha gente, uno nunca le pide al Estado que nos maten a nuestros hijos, que nos sacaran de nuestras tierras, para que tengamos que ir a vivir como si fuéramos unos pobres seres humanos en la tierra y eso no está bien, porque no tenemos ni salud, no tenemos garantías de nada bueno y fuera de eso somos atropellados por el mismo Estado que nos discrimina y nos tratan como unos animales.

Entonces todo eso a uno lo tiene con más dolor todavía porque fuera de que pierde uno sus hijos, porque a base de eso perdí a mi hija, perdí a mi madre de pena moral, porque ella siempre se sentaba afuera en la puerta y yo le decía: Mami camine se acuesta, -“no porque Zuly me dijo que ya venía y yo la estoy esperando”. Así fue toda una eternidad, yo le decía a mi nieto: Camine papi, la cogíamos para que se durmiera en la mecedora y la alzábamos para acostarla. Se imagina usted ese tormento para ella. La fue llevando, la fue llevando hasta que un día mi mamá no se me volvió a parar y la lleve a el médico, cuando la llevé me dijeron no a su mamá le dieron 3 derrames, le dio infarto, le dio mejor dicho, todos los males. Yo le dije a el doctor: ¿y qué se puede hacer?, me dijo: “no su mamá ya no se puede levantar”. Gracias a dios no fue mucho lo que el señor la dejó sufriendo porque a los 3 meses falleció. Yo sé que fue con base en eso porque ella era la nieta que más quería.

Ella era una niña muy alegre, era amante a sus Vallenatos, le encantaban. Su amor platónico era Alejandro Fernández, ella era feliz, por todo lado ponía sus afiches por que le encantaban, era muy elegante, era muy linda, era buena hija, buena madre, cascarrabias a veces, como que todo ser humano. Ella era feliz con sus vallenatos, en ese tiempo, ¿si se acuerda que existían los casetes? yo todavía tengo cases guardados, de los de ella, todavía los conservo. Yo sé que ya perdí la ilusión, pero al ver el recuerdo, si yo tengo a la hija de ella. La hija de ella tiene 25 años – y ya tuvo una niña ya soy bisabuela-. Yo le dije: vea, dios nos quitó a su mamá pero nos la mandó pequeña, porque la niña es ella, crespita, todo igualita a mi hija. Y yo le digo: vea ahí mi diosito se la devolvió pequeña pero se la devolvió. Yo la veo y esa moral a ella, que yo sé que significa para ella eso ha sido, porque ella quedó muy traumatizada porque prácticamente ella vio esa balacera. Ella tenía 9 añitos y ella dice abuelita yo sé y ella mantiene como con una rabia a ratos hasta conmigo misma pero yo que culpa tengo de todo lo que nos pasó y yo le hago terapias con el psicólogo, ella no le gusta y usted no la ve acompañándome a nada de esto usted, no la ve conmigo para ninguna lado porque ella dice que no. Y es una frustración que ella tiene en duda, pobrecita, de pronto por lo que vivió ella y presenció toda esa balacera y eso tiene que ser muy horrible.

Yo tengo todo eso en la Fiscalía y una vez fui y le dije al doctor, que para cuándo me iban a tener a mi alguna noticia, entonces me dio una respuesta donde me decía a mí que mi caso era invictorioso, entonces yo le dije señor fiscal con el respeto que usted se merece mi caso es invictorioso porque no es de su familia. Como va a ser invictorioso, si no yo no he encontrado a mi hija, pero si fuera un familiar suyo le apuesto que usted no lo cierra porque usted supo ser muy analfabeta, pero lo que usted me está dando de respuesta es que es cerrado el caso de mi hija. Le dije, y eso no se puede, porque mientras usted a mí no me entregue los restos de mi hija yo tengo derecho de seguir buscando a mi hija y mi lucha hasta saber la verdad.

Supuestamente ahí vamos, la verdad, la última vez que estuve en Bogotá que fue con un fiscal que dijo: Si, tranquila que yo me comprometo con que el tal Caracho para que ellos dos digan donde la sepultaron. Se fue el Fiscal y nunca se cumplió  nada. A nosotros lo que yo le digo nos pisotearon, nos pisotean, nos maltratan, nos ultrajan, no nos dicen groserías pero con solo los modos que tienen con nosotros, ¿qué más queremos nosotros?. Y eso que gracias a todo lo que ustedes hacen de los derechos humanos y que todo van más avanzados, pero sin embargo ellos saben cómo quieren entender de que nosotras las víctimas tenemos razón.

Yo quiero que la gente de ese mecanismo de búsqueda sea gente de nosotros mismos, para que haya solidaridad, mientras no estén las victimas que se pongan los zapatos de nosotros, no van a entender lo que nosotros vivimos. Que nos sigan apoyando que no nos desamparen porque necesitamos ciento por ciento el apoyo de ellos para seguir en esta lucha, porque esta es una lucha de todos nosotros, desaparecidos, desplazados, afectados por la violencia, por todo lo que nos ha tocado, porque no solo a las madres nos ha tocado, lloramos nuestros seres, pero también a la gente que ha sufrido la guerra por muchas circunstancias.  Que nos ayuden a descansar este corazón, que nos entreguen los restos de nuestros hijos, esa es una meta que tenemos todas o todos hasta que el día que mi dios nos de vida.»