Nidia, no estas para abrazarte en este día,
falta algo, así, como; el lamento lejano del susurro de tus pasos,
la fragilidad con la que chafaras la incertidumbre,
que vertía ardiente tus pensamientos.
Entraste en el turbulento mundo de la justicia,
donde los vientos están a favor de las tormentas,
sobresaltos que beben de la fuente de la incertidumbre,
deseos que desfilaron como golondrinas
llevando en su vuelo una ilusión.
Conociste la tentación de las aguas mansas,
como la alegría de los instantes robados a la vida.
Como el vagido de la fragilidad de los que vienen en tropel soñando.
De que vale la verdad, tras rasgar la historia que te toco.
Si la niebla es la frontera del deja vu, está disipa la desnudes
de una realidad.
De tus labios brotaron humedecidas palabras
de hermandad, amor, solidaridad.
A ti te arrancaron de la tierra, sin piedad.
bajo la sombra cómplice.
Aquella noche la muerte
vistió a los mercaderes de la infamia, dándoles
la oportunidad que en la sombra hacen de estos seres,
bestias que bañan de sangre la paz,
y asestan en un golpe, cobarde y certero,
dejando en el fango un futuro arrebatado e insultando la justicia.
Después el odio siguió en el despojo de una generación de soñadores.
En ti Baute renace el recuerdo que estás construyendo en un nuevo nido.
Jorge Mora Espinosa