Los hijos e hijas de las personas desaparecidas en América latina estamos de luto. Despedimos a nuestra Madre de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas.
Con la fuerza y la dignidad intacta hasta el último momento, nos enseñó a mantener el coraje y el criterio, la alegría y la necesidad de luchar, no solamente por nuestros seres queridos sino por todas las personas desaparecidas en Latinoamérica.
Con su pequeño tamaño, ese cuerpito pequeño y generoso, se volvió universal. Con su pañuelo en la cabeza la llevamos en el corazón como bandera todos los hijos e hijas de Latinoamérica.
Norita no ha muerto, desde otro plano nos acompañará ahora en espíritu, demostrando que no importa el tamaño para emprender grandes batallas. Norita fue la voz de la dignidad cuando todos quisieron callar lo que pasaba en las dictaduras latinoamericanas y recorrió pueblos de Colombia, abrazó a las madres de los y las desaparecidas y nos dejó también una gran herencia para los nietos y nietas.
Gracias Norita por todos esos años de lucha. Un abrazo solidario a las otras Madres de Plaza de Mayo.
En la imagen que encabeza el texto: Norita Cortiñas con el libro Memorias vividas en Cuadernos de Viaje de Erik Arellana